Evie no conseguía coordinar la cabeza con sus piernas, por más que intentaba dar órdenes a sus rodillas y pies estos parecían mantenerse ajenos a la dramática situación.

Ella estaba tal y como la recordaba, tan atractiva e intrigante como siempre, Evie le observaba cautelosamente  entre la gente, analizando cada detalle. Llevaba puesta una camisa cruda transparente, que se compró fuera de temporada el verano pasado y una falda corta que mostraba sus largas y delgadas piernas,  el pelo lo tenía recogido  y mientras leía un libro  se acariciaba el cuello con un lápiz.

En aquel momento Evie necesitaba salir corriendo, pero ahora no sabía en qué dirección hacerlo. Así que casi sin pensar y de forma impulsiva caminó hacía donde ella se encontraba, intentando entender cómo podía estar a tan solo unos pasos de ella, era cuestión de avanzar unos metros.

Aunque quizás  solo fuera un fantasma…